La danza
Introducción al mundo de la danza, sus oficios y sus procesos creativos.
3.1 De qué hablamos
Señala el escritor franco-argelino Albert Camus que adquirimos la costumbre de vivir mediante el cuerpo antes de adquirir la de pensar. Cuando somos niños, ciertamente, es el cuerpo el que establece relaciones con nuestro entorno: dictamina si tenemos hambre o sueño, gesta mecanismos de alarma como el llanto o la risa, así como capacidades para relacionarnos con lo que nos rodea. Estos mecanismos se apoyan, fundamentalmente, en la necesidad primaria del hombre para vivir y, de esta manera, podemos afirmar que lo corporal se establece como el elemento más natural, innato y tangible, que posee el ser humano.
Desde los inicios de la humanidad, la danza ha sido relevante, convirtiéndose en una de las primeras manifestaciones expresivas que desarrolló el ser humano a través de su elemento primigenio: el cuerpo. Podemos contemplarla como base fundamental en el desarrollo de rituales y experiencias de corte religioso, como método para relacionarse con las divinidades, con lo considerado "sobrenatural". Un elemento tangible que intentaba conectar con lo intangible.
Más allá de lo meramente corpóreo, hay otro elemento que complementaba ese estado espiritual o religioso, separándolo de lo meramente cotidiano: el movimiento. Magos y chamanes empleaban repetidos movimientos corporales para comunicarse con lo "no visto" a la espera de recibir protección y favorecer, por ejemplo, la caza para su comunidad. Si el cuerpo es el primero, el movimiento es el segundo elemento fundamental de la danza.
El ser humano utiliza el cuerpo y la acción de moverse en dos vertientes claramente diferenciadas. Por un lado, para la consecución de su supervivencia (correr, saltar o ejecutar acciones con las manos). Por otro, para aproximarse a lo intangible, al universo de lo espiritual y religioso, a través de plegarias o rituales. En esta última vertiente, hemos de apuntar las danzas de, por ejemplo, fecundidad o guerra, que formaban parte de los ritos de los antiguos egipcios, griegos y romanos.
Con el paso del tiempo y favorecido por el cambio de paradigma teocentrista al antropocentrista -que implica, entre otros cambios, la concepción del artista como creador-, todos estos rituales se han transformado, adaptándose a nuevas necesidades sociales. Podemos afirmar que, en el siglo XXI, la danza cumple las siguientes funciones:
- 1. Danza ritual: vinculada a grupos culturales indígenas y tribales que mantienen antiguas costumbres para establecer vínculos con lo espiritual y lo divino a través de esta manifestación.
- 2. Danza tradicional: se trata, en su mayoría, de componentes simbólicos propios, parte del patrimonio artístico inmaterial de una determinada comunidad. En su origen podían estar vinculadas con rituales, pero se han secularizado con el paso de los años.
- 3. Danza festiva: la vinculación del movimiento con la música en un contexto de ocio y eventos de corte social.
- 4. Danza escénica: toda aquella danza que está pensada y creada como una manifestación artística, ideada para ser producida en un acto escénico, es decir, pensada para ser vista por un público.